
A todo ser humano nos afectan los comentarios o críticas que se hagan contra nosotros, pero como adultos aprendemos a que esto no nos afecte demasiado. Sin embargo, los niños son mucho más vulnerables a estas críticas, y cada comentario puede dañar su autoestima y su motivación. Debemos pensar que a estas edades los niños son como esponjas, lo absorben todo, y es nuestro deber seleccionar que queremos que absorban y que no.
Por supuesto durante esta etapa de la vida los niños necesitarán una guía constante y qué les digamos que está bien y que está mal; y es de vital importancia que le aportemos esta información. Pero además de ser importante el qué se dice, es importante el cómo se dice.
¿Por qué es importante todo esto?
Para cualquier niño sus padres son sus modelos a seguir en todo, sus héroes, y cualquier cosa que digan será aceptada como verdad absoluta.
Si como padres nos centramos en lo que hacen mal los hijos y se lo hacemos saber con comentarios como: ¡No sabes hacer nada! O ¡Has vuelto a tirar la comida al suelo, cómo puedes ser tan torpe! Así solo conseguimos dañar su autoestima y no estamos dándole la oportunidad de mejorar. Estos comentarios crean emociones negativas en el niño (tristeza, miedo, culpa, etc) y estas emociones limitarán su forma de actuar posterior, lo que puede acabar afectando a su aprendizaje, su desarrollo y su autonomía.
Expliquemos esto con un ejemplo: Un niño intenta vestirse solo y acaba poniéndose la camiseta al revés. En un momento dado el padre o la madre al verlo, pierde los nervios, le grita y le dice:”¿Es que no eres capaz de hacer nada bien?”. El niño al ver a su padre/ madre así, se asusta y siente miedo. A partir de ese momento el niño se convence de que no es capaz de hacer esta tarea bien, y por miedo a enfadar a sus padres se niega a vestirse solo.
¿Qué se puede hacer?
Lo mejor que pueden hacer los padres y madres para evitar que esto ocurra es intentar modificar las críticas negativas, en críticas más positivas; o lo que es lo mismo, cambiar las críticas destructivas en críticas constructivas, que motiven a los niños a mejorar y que no los desmotiven. Para ello se pueden seguir los siguientes consejos:
- Controla tus emociones e intenta utilizar un tono neutral para que no parezcas enfadado
- Sé específico en tu comentario, diciendo claramente el comportamiento que pretendes que se modifiquen
- Haz la crítica sobre el comportamiento, no sobre las capacidades del niño (Ejemplo: En vez de decir, “No sabes cómo vestirte” puedes decir “Te has puesto la camiseta al revés”)
- Ayuda en lo posible al niño después de hacer la crítica y enséñale la forma correcta de hacerlo para que pueda hacerlo él o ella solo/a la próxima vez
- No sólo te centres en los aspectos negativos y asegúrate de decir también las cosas que hace bien
Pingback: ¿Qué actitudes promovemos en los niños con nuestras críticas? – Edúcame Primero Perú